miércoles, 25 de febrero de 2009

EDUCACION CREATICA

LA EDUCACION CREATICA “COMO DEMANDA SOCIAL EN LA FORMACION DE PROFESORES DEL SIGLO XXI”


En el mundo existen muy variadas e interesantes experiencias pedagógicas encaminadas a la estimulación y desarrollo de la creatividad.
Indudablemente, estas herramientas movilizan el razonamiento y conducen a los estudiantes a realizar operaciones lógicas y a utilizar procedimientos para el análisis, la síntesis, la generalización y toma de decisiones; por lo que serían más útiles si se pudieran utilizar en los propios contenidos de las asignaturas, en su proceso de enseñanza y que además de entrenar las habilidades intelectuales, consoliden los conocimientos y desarrollen las habilidades generalizadoras.
La creatividad ha sido casi siempre vinculada con
la novedad y con aquellos aspectos relacionados con la transformación y los procesos de reestructuración. La paradoja es que los sistemas educativos han estado siempre asociados a consolidar y robustecer lo conocido, aunque ello implique la cristalización de posiciones estereotipadas.
La tendencia al cambio y la resistencia al mismo requieren la aplicación de soluciones creativas. No podemos dejar de reconocer que en todo acto creativo hay una dialéctica entre pasado y futuro, conocido y desconocido, virtual y real. Desde siempre la creatividad ha estado asociada a unos pocos "genios" o "locos" que han sabido diferenciarse de los modelos masivos, imprimiendo un nuevo rumbo y desafiando los paradigmas conocidos. Históricamente los procesos creativos han logrado el impacto necesario para ser asimilados a los cambiantes entornos sociales.

El desarrollo de la creatividad en el mundo de hoy constituye un empeño inevitable, pues resulta un imperativo apremiante no sólo a los efectos de la solución de problemas de la ciencia y la técnica. La formación de seres humanos capaces de enfrentar y dar respuesta a los innumerables retos que la realidad a cada paso impone, constituye en la actualidad una vía importante para contribuir a su expansión como personalidades genuinas y a su ajuste a un medio tan convulso como el que nos ha tocado habitar.
Se debe buscar un método de enseñanza que permita al individuo, sea niño, joven o adulto, desarrollar o rescatar la gama de actitudes simbólicas que apresen en él desde la primera infancia, manifiestas en el juego, la imitación y el lenguaje, y aprovecharlas para ampliar sus posibilidades de expresión, en todas sus modalidades: oral, escrita, plástica, corporal, espiritual, etc. De esta manera se les invita a seguir soñando, y asi a tener la capacidad de crear y dar soluciones originales a los problemas del presente y del futuro.

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